Resumen de la leyenda de Santo Domingo de la Calzada
La larga historia de las diferentes rutas que forman parte del Camino de Santiago ha dado paso a numerosas leyendas, mitos, y tradiciones que se han mantenido aún con el paso del tiempo. Estas historias, incluso ahora, se comparten con el resto del mundo gracias a las nuevas generaciones de peregrinos.
Hoy queremos hablarte sobre una de las leyendas más extrañas encontradas en el Camino. Sin embargo, su relevancia en la tradición popular, ha hecho que sea considerada como Bien de Interés Cultural por parte del Gobierno de la Rioja. Se trata de la leyenda de Santo Domingo de la Calzada y unas misteriosas resurrecciones.
el gallo y la gallina de Santo Domingo de la Calzada
Esta curiosa leyenda cuenta una historia que habla de amor, venganza, muerte y resurrección. Toda una serie de eventos complejos que la convierten en una de las más famosas del camino.
La leyenda dice que, de entre tantos peregrinos que llegan a Santo Domingo de la Calzada para venerar las reliquias, llegó una pareja alemana con su hijo de 18 años llamado Hugonell. La familia se quedó en un mesón en el que trabajaba una chica que desde el primer momento quedó perdidamente enamorada de Hugonell.
Sin embargo, el amor de la mujer no fue correspondido y ante la indiferencia, ella decidió vengarse. A escondidas, ocultó una copa de plata en el equipaje del joven y una vez que la familia había partido, fue al Gobernador del pueblo para denunciar el “robo”.
En esa época, el robo era castigado con la muerte, por lo que Hugonell fue aprehendido, juzgado y condenado a la horca por el supuesto crimen. Posteriormente, cuando sus padres volvieron a la localidad para ver el cuerpo de su hijo y despedirse, fueron sorprendidos cuando escucharon su voz, que les decía que Santo Domingo de la Calzada lo había conservado con vida.
La pareja fue de inmediato al Gobernador del pueblo a contarle la noticia. Sin embargo, incrédulo, este respondió que Hugonell estaba tan vivo como el gallo y la gallina que se disponía a comer. Ante la sorpresa de todos, las aves recobraron la vida de inmediato, incluso sus cuerpos se llenaron de plumas. Situación que dio origen al famoso dicho sobre “la gallina que cantó después de asada”.
Hoy en día, en conmemoración de este sorprendente hecho, dentro de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada se puede encontrar un gallinero en el que viven un gallo y una gallina para recordar el milagro ocurrido. Si visitas esta extraordinaria edificación ya puedes entender el porqué de que estos animales viviendo en el recinto.