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El Camino de Santiago en solitario
¿Habéis pensado alguna vez en que la mejor manera de peregrinar es en solitario?
O por el contrario, ¿sois totalmente reacios a caminar hacia Santiago de Compostela sin la compañía de amigos o familiares?
En ocasiones, encontrar compañeros de viaje es complicado porque es difícil compaginar calendarios y ponerse de acuerdo con las fechas.
El miedo a perderse o a no contar con apoyos en momentos en los que las fuerzas flaqueen también puede echar abajo las ganas de viajar en solitario.
A favor de viajar solo, es importante destacar que el camino está repleto de peregrinos, sobre todo durante la primavera y el verano.
El Camino es seguro y cuanta más gente lo transite, mejor que mejor: tendréis la oportunidad de conocer gente viviendo una experiencia muy especial. Aunque uno viaje en solitario, es casi imposible que no llegue a congeniar con otros caminantes.
Intercambiar historias entre peregrinos es una de las experiencias más reconfortantes y enriquecedoras.
¿Miedo a perderse?
El camino está perfectamente señalizado: flechas amarillas, carteles, farolas, piedras…ayudan a no perder el rumbo.
Los habitantes de las zonas frecuentadas por peregrinos están acostumbrados y encantados de echar una mano al caminante si necesitan ayuda.
La persona que peregrina en solitario suele hacerlo por motivos espirituales y de meditación.
Muchos caminantes coinciden en que la experiencia en solitario ayuda a conocerse a uno mismo, a recargar las pilas y empezar a valorar la vida de otra manera (en general, desde un punto de vista menos materialista).
Tanto si se camina solo o acompañado, el Camino es una experiencia inolvidable cargada de aprendizaje y buenos momentos.
Nos encantaría que compartierais con nosotros vuestras experiencias durante el Camino, ¿os animáis? 🙂[:]